Son las...

Blog dedicado a Fanfics en español de Vampire Academy.
Por Maris Belikov.

miércoles

CdHS - Capítulo 30


Tenía frió cuando me desperté. Abrí los ojos y vi que la habitación donde estaba se encontraba oscura. Eran las 6:30 de la mañana según el reloj que estaba a mi lado. ¿Por qué diablos estaba despierta a está hora?

Me gire para buscar a mi Dios Ruso pero no lo encontré. Tenía demasiado sueño así que ya me preocuparía por buscarlo después. Me volví a acurrucar entre las sabanas y cerré los ojos para volver a dormir.

Lissa y los otros iban de regreso de la Corte a la Academia. La fría luz de la mañana había hecho que Lissa se sintiera estúpida por los acontecimientos de tanta fiesta.

Bailar sobre una mesa no fue la peor cosa del mundo, pero mirando hacía tras otras partes de las fiestas que habían pasado ese fin de semana en su vida social con Avery le hizo preguntarse que se le había metido. A veces, ni siquiera se sentía como ella. Y el beso con Aarón… bueno, eso era una culpa completamente diferente, consecuencias de la materia.

- No te preocupes - le dijo Avery en el avión - Todos hacemos cosas estúpidas cuando estamos borrachos.

- Yo no - se quejo Lissa - Esta no soy yo, tal vez Rose tiene razón.

A pesar de esta afirmación, Lissa había estado de acuerdo con tomar mimosas con champán mezclado con jugo de naranja en el viaje de vuelta. Avery sonrió.

- Yo no tengo nada con que compararlo. Tu te veías bien para mí. Pero entonces, tu no estabas tratando de escapar con un humano o un Moroi no real.

Lissa le devolvió la sonrisa, y sus ojos fueron a Jill, sentada un poco por delante de ella en el avión. Adrian había hablado con la muchacha antes, pero ella estaba ocupada con un libro ahora, su mayor preocupación era la de mantenerse alejada de Reed.

Él se sentó de nuevo con Simon, y Lissa se sorprendió un poco al ver al guardián mirando con recelo a Jill. Tal vez Reed le dijo a Simon que la joven era algún tipo de amenaza.

- ¿Estas preocupada por ella? - pregunto Avery, después de seguir la mirada de Lissa.

- No es eso… no puedo quitarme de la mente la forma en la que ella me miro esa noche.

- Ella es joven. Creo que es fácil de asombrar.

Lissa suponía que eso era cierto. Sin embargo, joven o no, había algo claro y honesto en lo que le había dicho Jill. Le recordó a Lissa algo que haría yo. Y Lissa no podía estar tranquila sabiendo que alguien pensaba mal de ella. Lissa se puso de pie.

- Ya vuelvo - le dijo a Avery - Voy hablar con ella.

Jill estaba obviamente sorprendida cuando Lissa se sentó a su lado. La joven muchacha puso un marcador en lo que estaba leyendo, y no importaba como ella se sintiera la sonrisa que le dio a Lissa era autentica.

- Hey.

- Hey - dijo Lissa.

Ella no había tenido muchos mimos en su vida y aún no controlaba el espíritu suficientemente bien como para ver el aura de Jill. Era como una cerceta azul, con intercalados de púrpura y azul más oscuro. Bueno, colores fuertes.

- Mira, yo quería disculparme por lo que paso anoche… lo que dije…

- Oh - dijo Jill ruborizándose - Está bien, de verdad. Quiero decir, las cosas se pusieron un poco locas, y sé que no estabas pensando correctamente. Al menos, yo no creo que lo estuvieras. Realmente no lo sé. En realidad nunca he tomado, así que no puedo decir.

Jill estaba nerviosa como siempre haciendo que ella asilara entre el senderismo y el silencio.

- Si, bueno, debería de haber pensado bien las cosas antes de llegar a esta situación. Y de verdad lo siento mucho por lo que sucedió con Reed - Lissa bajo la voz - No tengo ni idea de lo que paso allí…, pero se que no está bien, lo que hizo y te dijo.

Las dos se encontraron estudiándolo. Él estaba profundamente metido en su libro, pero de repente, como si pudiera sentir que alguien lo miraba, su mirada se volvió hacía Jill y Lissa. Las miro y de inmediato desvió la mirada.

- Eso definitivamente no fue tu culpa - dijo Jill - Y, sabes, Adrian y Rose estaban ahí y todo. Así que resulto todo bien.

Lissa estaba trabajando para mantener una cara seria. El guardián Belikov había ido está mañana a decirle que Rose no se iría está mañana con ella a la academia y Adrian estaba sentado fuera de su vista, pero si no hubiera sido así, Lissa tenía la sensación de que Jill lo estaría mirando.

Adrian estaba haciendo lo suyo mirando un poco a Avery últimamente, y Lissa podía ver que Jill no iba a dejar el papel de pequeña hermana de él. Sin embargo, parecía evidente que Jill estaba desarrollando un pequeño flechazo. Era lindo, y aunque Lissa sabía que era estúpido por su parte, no podía de dejar de sentir un poco de alivio de que Adrian fuera el objeto del afecto de Jill y no Christian.

- Bueno, tengo esperanza de tener mejores opciones - dijo Lissa - Y espero que nadie piense mal de mí.

- Yo no - dijo Jill - Y estoy segura de que Christian tampoco.

Lissa frunció el ceño, confundida por un momento.

- Bueno… no hay razón en hacer que él se sienta mal. Fue un estúpido error, voy a tratar con él.

Ahora Jill frunció el ceño. Ella dudo antes de hablar, el viejo nerviosismo regreso.

- Pero tienes que hacerlo. Tu tienes que decirle la verdad, ¿cierto?

- No es de gran cosa - dijo Lissa, sorprendida por lo defensiva que se sentía de repente. Una ira imprevisible comenzó a levantar en su cabeza.

- Pero… ustedes tienen una relación seria… ustedes tienen que ser siempre honestos, ¿no? Quiero decir, no puedes mentirle a él.

Lissa hizo rodar sus ojos.

- Jill, no has estado en una relación seria, ¿verdad? ¿Has incluso alguna vez tenido una cita? - dijo Lissa enojada - No le estoy mintiendo. Solamente no le estoy diciendo cosas que van hacer que él se vuelva loco sin ningún motivo. No es lo mismo.

- Lo es - argumento Jill. Me di cuenta de lo mucho que le costó a ella contestarle a Lissa, pero admitiré su valentía. - Él tiene derecho a saber.

Lissa suspiro irritada y se levanto.

- Olvídalo. Pensé que podíamos tener una conversación de adultos, pero aparentemente no.

La mirada fulminante que le dio ella hizo que Jill se encogiera de hombros.


Alguien me agitaba un poco y comencé a escuchar mi nombre.

- Roza, despierta - era ese hermoso asentó ruso, pero lo ignore.

- No, vete - dije y me sumergí en las sabanas para volver a dormir.

- Vamos hermosa - dijo tomando las sabanas - Ya es tarde y tengo algo que mostrarte, despierta.

Se oía emocionado, pero aún así no le hice caso y me enrede aún más entre las sabanas.

- No es cierto, son las 8.

- No - dijo negando la cabeza tratando de quitarme las sabanas de la cabeza - Ese reloj está mal.

- Tu estas mal - dije tratando de darme vuelta, pero el brazo de Dimitri no me lo permitía - Déjame.

- Ya casi son las 11 - dijo abrazándome y quitando el pelo de mi cara - Levántate, voy a buscar algo para que desayunes y cuando regrese espero que ya estés despierta.

Me soltó. Rápidamente me volví a enredar y sumergir entre la sabanas. Lo oí suspirar y murmurar un "hablo en serio", cuando oí la puerta de la habitación cerrándose.

Me debatí entre si hacerle caso y levantarme, o volver a dormir; acabe levantándome luego de unos minutos. Me dirigí a al baño y tome una rápida ducha, cuando salí Dimitri ya se encontraba en la pequeña mesa que había en la habitación.

- ¿Qué hay de desayunar camarada? - pregunte sentándome en una de las sillas que estaban a un lado de él.

Me paso un plato que tenía fruta con un poco de yogurt lo mire con cara de “en verdad crees que voy a comer esto.” Levanto una ceja y me miro. Negué la cabeza y mire buscando verdadera comida pensando que era broma. Él suspiro.

- Solo por una vez en lo que va del viaje deberías de comer algo nutritivo - dijo volviendo a guardar la comida y poniéndola en el pequeño mini-refrigerador - Ven vamos te comprare unas donas.

¡Donas! Él se puso de pie negando la cabeza y lo seguí corriendo para tomar su mano como una pequeña niña feliz que va a salir a comprar un helado. Pero claro que no duro mucho porque una vez que estuvimos fuera de la habitación tuvimos que ser cuidadosos de no ser vistos por nadie y aparentar ser mentor/alumna.

Odiaba eso, pero estaba feliz de poder estar con Dimitri. Caminamos en nuestro cómodo silencia hasta llegar a una de las pequeñas cafeterías que había en la corte. Tomamos una mesa y yo pedí unas donas con un chocolate caliente para desayunar, Dimitri solo negó la cabeza y pidió un café para él.

- Ese no es desayuno - dijo viendo como sumergía mi dona en el chocolate.

- Si lo es - le dije volteándolo a ver seria - Dime camarada, ¿quién desayuna fruta con yogurt?

- Yo lo hago - dijo mirándome divertido.

Lo ignore y seguí entretenida comiendo mi dona. Cuando por fin acabe mi desayuno, seguí a Dimitri, quien caminaba demasiado rápido, casi corriendo, a través de las calles.

- ¿Qué pasa camarada? ¿a dónde vamos?

- Hay algo que quiero mostrarte - dijo con un brillo en los ojos.

Nos detuvimos en uno de los edificios que estaban en las orillas de la corte y cerca de donde comenzaban los árboles, seguí a Dimitri adentro cuando saco una llave de su bolsillo y abrió la puerta. No tenía idea de lo que pasaba o a de que se trataba todo esto, pero lo seguí.

Subimos las escaleras hasta llegar casi al ultimo piso, no había muchos tal vez unos 7, y una vez más abrió otra puerta y ambos entramos a un departamento. Dimitri se giro para verme emocionado, yo lo mire confundida, hasta que después de unos pocos momentos capte.

- ¿Te gusta? - pregunto tomándome de la cintura, adentrándonos más en el departamento.

Asentí, girándome para ver el apartamento mejor. No era muy grande sin embargo tenía grandes ventanas que lo hacían ver amplio y con mucha luz, y además tenía una gran vista al bosque, y gracias a la luna este se veía hermoso.

En donde nos encontrábamos bien podría ser la sala-comedor, había una pequeña isla que podría ser también usada como mesa y se podía ver la cocina. Al igual que lo demás no era muy grande, pero de todos modos no es como si yo cocinara.

Había cuatro puertas más, una de las cuales era un baño. Cada habitación tenía diferentes vistas, de la corte o el bosque. Dimitri ya tenía planeado lo que seria cada una de ellas. Me explico como una seria una sala donde podríamos ver la televisión y tendríamos un gran librero para sus libros, de hecho dijo nuestros pero obviamente yo no tenía.

Nuestra habitación era la que tenía baño propio. La vista que teníamos en está era de la tranquilidad de la corte, y era la habitación más amplia y con más luz. En la otra puerta claramente podía haber estado otro cuarto, pero para Dimitri y para mi seria nuestro pequeño gimnasio donde podríamos entrenar una vez que ya no estuviéramos en la academia.

- Se que prometí que iríamos a buscar juntos un departamento, pero me llamaron está mañana para mostrarme este - dijo mirándome con tanto amor en sus ojos que sentí que me derretiría - No está muy lejos de los edificios reales, que es donde la Reina tiene planeado viva Lissa, y tampoco queda lejos de donde trabajare yo. Además tenemos el bosque cerca… Pero si no te gusta podríamos ir a buscar otro, aún no he firmado nada y les podría decir que…

Lo bese para que se callara, pues estaba empezando a decir cosas sin sentido. Se sorprendió al principio pero pronto se relajo y me respondió el beso.

- No quiero otro departamento camarada - dije separándome de él para poder respirar - Este es perfecto.

- Me alegra tanto que te haya gustado Roza - dijo sonriéndome y volviendo a besarme.

1 comentario:

  1. Es Una Verdadera Lástima, ¡Qué te hallas rendido al concluir está hustoria!.
    ¡Ni Modo!, La Vida sigue.

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